viernes, 11 de diciembre de 2015

Sólo sé, que no sé nada.

Sencillamente no entiendo el porqué desde épocas tan antiguas se ha estado meditando sobre el destino de la humanidad, sobre su formación, al igual que su estado ancestral digamos, y es que, ¿en realidad alguien sabe realmente los ingredientes que se emplearon para que fuéramos creados; de las almas que dispondríamos (tres en el caso de la filosofía clásica), o según ese tipo de fuerza interna la categoría social a la que deberíamos pertenecer? Discrepo totalmente con dichas aberraciones, y me llama la atención, observar cómo mencionaban ''absolutismo'', ''verdades universales'' o incluso ''leyes'', cuando en realidad no sabemos nada, nada en comparación con la inmensa magnitud de todo aquello que nos rodea. 
Entiendo que, cada uno busca nuevas formas de superarse, nuevos caminos por los que caminar o simplemente nuevos descubrimientos que adjuntar a sus expedientes, pero, no se puede imponer una verdad absoluta cuando en realidad se desconocen varios puntos de la ecuación. 
Dicho esto, y sé que puede llegar a ser ambiguo, he de decir que la filosofía es algo tan fino y tan fácilmente alterable, como una hoja de papel es arrastrada por las suaves brisas otoñales ...
 ''Nada es lo que parece, lo que parece puede ser o no cierto''- InkHeart

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